4 de febrero de 1992: Acontecimientos extraordinarios, inesperados para todos y absolutamente desconocidos sus promotores para la población que, en las primeras de cambio se mostraba absorta, confundida, curiosa y ávida de información, buscando cualquier indicio y de ser posible, información plena, sobre el alcance de cuanto sucedía en ese amanecer premonitorio que, adelantándose en el tiempo histórico anunciaba, con siete años de anticipación al 6 de diciembre de 1998, el Proceso Revolucionario que arroparía a la Venezuela expectante que esperaba, anhelaba y en silencio pedía, a gritos, justicia social, redención para los pobres, igualdad de oportunidades, salud, educación, trabajo, vivienda y desarrollo.
La Insurrección Militar, ese 4 de febrero, se enmarcó en una expresión célebre, que identificó al inspirador y personalísimo protagonista de la acción: Hugo Chávez, quien derrotado en el intento, asumió su culpa y personalizó las consecuencias de tan trascendente operación político-militar con la célebre frase, retadora e irreverente: “Por ahora”, quepasó a ser el punto de partida de su camino a la presidencia de la República.
Chávez, de ser un desconocido social, político y militar saltó, ese 4 de febrero, a ser el líder de las masas venezolanas y por qué no, pocos años más tarde, de las latinoamericanas, convirtiéndose en razón de los hechos, en figura referencial para mundo.
El Hombre, enfrentó al país con una confrontación profunda: "Síganme para que cambiemos o permanezcamos donde nos encontramos y nos hundimos"; Las masas, entusiasmadas, motivadas, convencidas y prestas, escogieron seguir al líder que se anunciaba proponiendo cambios profundos en el pensamiento y en las obras.
Miles de horas y millones de palabras ha empleado Chávez, como el pueblo se dio en llamarlo, de genuina y legítima extracción popular, para convencer, enseñando a las masas, a conocer y entender el contenido y alcance de los cambios revolucionarios que planteaba al país, enmarcados en un ámbito conceptual cuyos valores estaban ordenados al logro del bien común, inspirada su realización en un concepto político-económico, el socialismo, opuesto al capitalismo el cual, en sus variables, guiaba al Estado desde la Independencia.
Así llegamos, después de vencer en las elecciones de diciembre/1998, concatenados los hechos con principios de profundo contenido político, moral y jurídico, a la Asamblea Nacional Constituyente, convocada por el pueblo y de donde nace la Nueva Constitución Bolivariana, aprobada por un referéndum donde a los ciudadanos se les consultó y se les pidió aprobación; En ella, se define que el Poder reposa, como fuente de inspiración de toda acción, en el Pueblo; La Participación y el Protagonismopopular pasan a configurar el novedoso y determinante Sexto Poder del Estado: el Poder Popular, y a partir de estas sólidas y bien cimentadas fundaciones políticas, empieza a levantarse la nueva y revolucionaria sociedad venezolana.
En todo esto encontramos la legítima motivación de la insurrección militar del 4 de febrero de 1992: No buscaron el poder por el poder mismo; Cambiaron a Venezuela, para dar a los venezolanos una razón de ser, un propósito para obrar, un sentimiento para vivir y un compromiso por el cual luchar y sacrificarse.
Los venezolanos, en su gran mayoría, siguieron a Chávez, aquel soldado desconocido del 4F, convertido en líder de las masas, quien dándole sentido y propósito a la vida de las grandes mayorías,las sumó a su revolución, con tino y pertinencia llamada: La Revolución del Siglo XXI.
La Revolución ha sido libre, democrática, soberana y auténtica, legitimada muchas veces por la vía electoral y, especialmente reafirmada aquel memorable día: 11 de abril de 2002, cuando el pueblo de civil y el pueblo de uniforme, en mancomunidad de sentimientos e intereses, restituyeron en el Poder a quien había sido derrocado por unos golpistas que fueron incapaces de enfrentar al Bravo Pueblo Venezolano.
El 4 de febrero de 1992, el pueblo cambió: Hoy, veinte años más tarde es otro y como nunca antes, se siente dueño de la Patria y también, como nunca antes, dispone y obra como dueño y señor.
Gastón Guisandes López